Las palabras
Arranqué muchas palabras de mis viejas libretas
y las arrojé a la calle para ver si puedo dar
un nombre nuevo a la basura.
La ciudad se llenó de palabras que volaron,
arrastradas por el viento,
más allá de las cadenas y las jaulas,
más allá de la tortura fatal de la sintaxis.
La ciudad ya no existe, sólo las palabras que la nombran
y un discurso absurdo que derrumba los muros
y convierte las calles en un sangriento campo de batalla
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