lunes, 24 de septiembre de 2007

El remedio

El remedio

La vela dibuja formas caprichosas con las sombras: un florero alargado, el respaldo de una silla que tiembla, la ondulante línea de la cama. Pilar está arrodillada con la vista fija en la puerta del baño, la luz se asoma por la rendija tocando apenas la alfombra. Todo está en silencio a no ser por el murmullo del rezo y el chapotear del agua en la regadera.
Siempre es lo mismo, Miguel sale de la procuraduría después de un día de trabajo policial, llega a su casa a las dos o tres de la mañana, muy borracho, en taxi pues el carro quedó olvidado en las afueras de alguna cantina. Abre la puerta con estrépito e irrumpe en la casa ante el miedo que le sale por los ojos a su esposa. Como si el temblor de Pilar fuera un excitante él empieza a gritar e insultarla para luego, ignorando los reclamos de ella, meterse en el baño y purificar con agua una nueva noche de parranda. Ella mientras tanto, acerca la vela encendida y el frasco con hierbas a la puerta del baño y reza, siguiendo las instrucciones del curandero, con la esperanza de ahuyentar a los demonios que Miguel trae en el cuerpo. El sale del baño y como demostración de desdén hacia las creencias de su esposa, toma la pistola y dispara sobre el improvisado altar ensuciando la recámara con pedazos de cera que Pilar tendrá que recoger al día siguiente con cuidado.
Hoy es la novena noche que se aplica el remedio, si no funciona Pilar está decidida a abandonar a Miguel. Se oye el característico ruido de la llave al cerrarse y el canturreo del marido en el baño. Abre por fin la puerta y se topa con la rutinaria escena: su mujer de rodillas junto a la cama, con sus rezos, la vela al pie de la puerta del baño junto al frasco con hierbas olorosas. Cansado y nada más por no dejar, saca la pistola de su funda y apunta sobre la vela. Esta vez el cirio permanece intacto a pesar de la explosión, deformando la silueta de los objetos con sus sombras. El rostro de Miguel está pálido, como la cera con que Pilar había taponado el cañón de la pistola.

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