miércoles, 2 de enero de 2008

Memoria

Tengo la firme convicción de que la memoria se me rompió en pedazos. Era como una caja grande, de cristal, y una noche, mientras volaba en sueños, se precipitó al vacío. A partir de ahí me dediqué a buscar las esquirlas para repararla. Traté de armar el mapa con cada recuerdo levantado, con cada imagen que rescaté del tiempo. Pero, a pesar de todos mis esfuerzos, sólo pude construir fantasmas, monstruos, pésimas copias de una realidad que se deforma y desvanece. Una tarde, por fin, di con la clave; encontré la pieza maestra, la que da sentido a todos los fragmentos. Ocupé semanas, y meses, en reconstruir el recipiente, no comí, no dormí, todo mi empeño fue puesto en la colocación de los trozos. No rehice, sin embargo, la trama original de mis recuerdos. Cuando creí haber terminado la tarea traté de alejarme para contemplar mi obra. No pude. Sin darme cuenta terminé recluso en mi propia memoria, y ahora vivo prisionero en una caja de cristal que me impide ver con claridad el horizonte.

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