miércoles, 29 de julio de 2009

El mar I

Extrañamos el mar cuando canta una sirena en el desierto
y la sequedad crece como una sombra voraz sobre los muros.
Los minutos se hacen lentos y vibran
por efecto del sol que los calcina.
Los pájaros buscan con vehemencia los aleros.
La sed es como un grano de sal que pesa tanto.

A veces el mar se vuelve tierra prometida,
es un destino igual que Compostela, Comala y Utopía,
es el lugar que aguarda para recibir con amor, entre sus olas,
a los perdidos y a los náufragos.

Las veredas son de polvo y se borran,
el viento se las lleva para construir la trama de arena
con que cubre de amarillo las planicies.
El desierto es un palimpsesto de caminos que ocultan las historias.
Aquí no hay puertos ni destinos,
las metas son ilusiones que se pierden.

Sólo me acuerdo del mar cuando está lejos.
Salgo a caminar, de preferencia por las tardes,
y escucho el canto de una extraña sirena
en el desierto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recibe un cordial saludo Norberto, recien estoy descubriendo tu poesia. Me encanta la compleja sencillez (y vicebersa) de tu poesia.
Dónde puedo consegur tus libros?

Saludos

Norberto dijo...

Los puedes conseguir en la librería Universitaria o en La Española.