lunes, 30 de abril de 2007

30 de abril

Resulta que, con esto de los blogs, estoy hecho bolas, todavía no encuentro el hilo. A estas alturas ya tengo cinco blogs, cuatro con distintos libros y éste, en el que por ahora cuento intrascendencias. Los libros publicados son: El universo en un sombrero; Introducción a la teoría y práctica del discurso; Los disfraces del dragón y Cicatrices y cenizas. no entro diario a mi(s) blogs. Tampoco sé si recibo comentarios o son prácticamente inéditos, pero en fín, mientras los hago me divierto y ahora empiezo una serie de comentarios que tal vez resulten inútiles, pero que darán cuenta de mis días. Esto lo hago por seguir el ejemplo de Alejandro Aura que diariamente publica un comentario y un poema en su blog.

domingo, 22 de abril de 2007

La locomotora

El tren reposa en la Alameda. El horizonte naufraga en el vaso de luz que lo contiene y cada tarde tenemos que trazar nuevamente los caminos, volver a poner las vías, reforzar los cruceros. La estación del ferrocarril permanece callada en algún lugar de la memoria. Nada se mueve, sólo la locomotora que navega sin ancla sobre los siete desiertos que le aguardan.

sábado, 21 de abril de 2007

febrero

No había mejor manera de comenzar febrero que con una cabalgata de vientos desbocados. El aire borró la escritura que grabamos en la arena. Los árboles se volvieron pájaros y volaron. Cayeron paredes, minaretes y pendones. La ciudad fue sitiada por incipientes huracanes y no tuvimos más remedio que buscar una trinchera, un débil escudo contra la ira terrible del desierto. Después, levanté los escombros y los guardé en mi casa, coloqué los fragmentos en estantes, en el interior de un vaso, entre las páginas de un libro, detrás de los relojes. Tengo la esperanza de que un día podré meter a toda la ciudad en un capelo para evitar que los vientos de febrero se la lleven.